Coge mi mano
lunes, 13 de julio de 2020
Soy espectador de ciberbullying ¿Que debo hacer?
Soy agresor de ciberbullying ¿Que debo hacer?
Soy victima de ciberbullying ¿Que debo hacer?
TRÍPTICO INFORMATIVO CIBERBULLYING
EDMODO
Por otro lado, me parece interesante compartir talleres que se han realizado en centros educativos contra el acoso y ciberacoso escolar desde una perspectiva de género, donde se explica bastante bien la metodología que hay que seguir y actividades que alumnos pueden realizar para aumentar la empatía mediante juegos participativos.Accede aquí.
Detección de casos de ciberacoso.
de intervención. La razón de su importancia es que en muchas ocasiones no se le da la relevancia que tiene, puesto que lo achacamos a cosas de niños.
Por ello creemos que es fundamental que los niños sepan lo que es el acoso escolar y dentro de él, el ciberacoso. Debemos observar la realidad que nos encontramos en los centros, la interacción que tienen los menores entre ellos, en el recreo o en cambios de clase. Esto sirve para que los docentes detecten las relaciones sociales y vínculos a nivel social que existe entre los alumnos. En el caso de detectar alguna conducta de hostigamiento persistente en el tiempo, hay que intervenir, tanto con el acosador como con la víctima, para conocer sus sentimientos. Los alumnos no sólo acuden al colegio para desarrollar su nivel cognitivo e inteligencia. Los alumnos deben desarrollar su personalidad, valores y pensamientos que los definan. (Calmaestra, Escorial et al., 2016)
¿Cómo se manifiesta?
Existen una serie de señales, que dan pie a detectar una situación de acoso escolar o ciberacoso. Estas señales hacen referencia a una serie de hábitos que la víctima contrae y que destacan por ser diferentes a la que tiene normalmente. Su conducta y actitud cambia radicalmente, podemos destacar entre ellas el descenso del nivel académico, el/la niño/a se vuelve más introvertido, puede desarrollar desórdenes alimenticios o problemas de salud. En el caso del ciberacoso, aparte de las señales nombradas anteriormente, también podemos destacar un uso excesivo del ordenador o teléfono móvil. (Felipe, Gómez et al., 2014)
En el contexto familiar se pueden detectar estas señales debido a que los padres pueden observar cambios de humor después de que el menor haya estado usando las redes sociales. Otras señales suelen ser silencios cuando los padres preguntan acerca de las relaciones sociales que tienen sus hijos. Por esto, cuando se dan barreras comunicativas entre padres e hijos, es porque estos quieren ocultar información y creen que son capaces de manejar la situación y afrontar los problemas.
En el contexto escolar podemos detectar que las víctimas no reaccionan a bromas públicas y muchas veces los adultos no lo suelen identificar. En cambio, los acosadores son partícipes de dichas bromas dando así a conocer que tienen el mando. (Luengo, 2014)
Agentes implicados en el cyberbullying
A continuación, vamos a proceder a explicar los agentes que están presente
dentro del acoso escolar. Podemos distinguir tres roles diferentes: agresor,
víctima y espectadores o participantes. (Collell y Escudé, 2014.)
Agresor: Pueden ser una persona o un grupo de
personas. Se encarga de ejercer ese acoso y hostigar a la personas en cuestión.
Estas personas se caracterizan por ser agresivas, dominantes, y tener el
respaldo de algunos compañeros. (Ortega, 2002).
Según autores como Vecina y Molina (2015) y Collell y Escudé (2014)
distinguen dos tipos de agresores:
- Agresor
directo: Agrede
directamente a la víctima, no utiliza intermediarios y busca apoyo y
refuerzo del resto de compañeros.
- Agresor indirecto: Llevan a cabo un maltrato
sutil, manipulan a otros compañeros para que lo realicen de forma directa.
El acoso escolar tiene consecuencias negativas para el acosador. Una de
ellas y de las más importantes es que el acosador, cuando alcanza su objetivo,
crea que la violencia es una herramienta útil para conseguir metas. (Azjen y
Fidhbein, 1975)
Víctima: Es el protagonista de la agresión.
Persona que sufre dicho acoso. Suele tener una personalidad más débil e
influenciable. Siguiendo a Vecina y Molina (2015) podemos clasificar las
víctimas en dos grandes grupos:
- Víctimas
activas: aquellas
que se defienden y desafían al agresor.
- Víctimas pasivas: son aquellas que no se
defienden ante la agresión.
Las investigaciones de Molina y Vecina (2015) o Bisquerra (2014) afirman
que es en los últimos cursos de Educación Primaria y en los cursos
iniciales de Educación Secundaria en los que se constata un mayor número casos
de acosos escolar, concretamente entre los 10 y 13 años. En cambio otros
investigadores amplían esta franja de edad, de los 8 a los 16 años. (Felix
Mateo, Soriano Ferrer y Godoy Mesas, 2009).
Las consecuencias que este acoso puede originar en las víctimas es que no
desarrollan correctamente su autoconcepto y esto provoca que creen un concepto
negativo de sí mismos y por lo tanto una baja autoestima, esto les influirá en
todos los aspectos de su vida (Piñuel y Oñate, 2005). Otras posibles
consecuencias son: inseguridad, ansiedad, depresión, bajo rendimiento
académico, trastornos alimenticios, rabia o aislamiento social. (Gribbon y
Vilaplana, 2001)
Espectador: En esta postura se
encuentran la mayoría de compañeros de clase de la víctima. El hecho de que
ellos no estén implicados, no les hace implicarse y por lo tanto se mantienen
al margen, muchas veces también suele ser por miedo a convertirse en futuras
víctimas. (Ortega, 2002)
Siguiendo a Sánchez (2009) podemos distinguir cuatro tipos de espectadores:
- Defensor: Suele tener grandes lazos de
amistad con la víctima, también puede ser porque siente que debe
manifestarse antes una situación injusta. A veces, esta figura no existe o
incluso también tiene miedo del agresor.
- Ajenos: Se trata de persona que ante
la agresión se muestran neutrales y que lo apoyan al no implicarse. No
tratan de evitarla en muchos casos por miedo y por ello se mantienen
pasivos ante el acoso.
- Reforzador: Estas personas no suelen estar
tan implicadas como el colaborador, pero animan al agresor en la agresión
física y psicológicamente.
- Colaborador: Suele ser afines al agresor o tener lazos de
amistad con él, por lo que piensan de manera similar. Esto hace que le
ayuden a provocar esta situación de acoso y contribuyen en todo momento en
las acciones del agresor.
En el caso de los defensores, son personas que tienen un alto nivel de
empatía con la víctima y buscan mecanismos para que el acoso acabe. En cambio,
los ajenos, reforzadores y colaboradores, se trata de personas que anteponen su
autoprotección y/o tienen miedo al rechazo social (Sanchéz, 2009).
Las consecuencias que detectamos entre los efectos del acoso escolar en el
observador es entre ellas la disminución de sensibilidad ante el sufrimiento
ajeno, insolidaridad, apatía, exposición a modelos de comportamiento agresivo,
aprendizaje de conductas inapropiadas, etc...
Soy espectador de ciberbullying ¿Que debo hacer?
Los espectadores, como en el bullying presencial, están presentes. Hay quienes miran y conocen lo que sucede dentro del grupo que termina p...
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